El Teide.

El Parque Nacional del Teide es, quizá, uno de los parajes naturales que más me ha impresionado. No sé que es lo que me imaginaba antes de subir, pero desde luego lo que ví me sorprendió. Es como esos paisajes que se ven en las películas del Oeste, donde todo es naranja y las rocas tienen esa forma tan peculiar que les da la lava del volcán.

No pudimos subir hasta la cima porque hay que pedir un permiso especial, es gratis pero está muy solicitado, así que hay que hacerlo con varias semanas de antelación. Si tenéis pensado ir a Tenerife en los próximos meses, os aconsejo que no lo dejéis porque merece la pena. El permiso se solicita en esta página www.reservasparquesnacionales.es/.

La subida en coche no es demasiado larga, todo está cerca en Tenerife, y la verdad es que ya en la carretera se ven vistas increibles. El mar de nubes se puede contemplar prácticamente todo el año.

Antes de llegar al teleférico hay una pequeña oficina de turismo donde explican un poco, y en varios idiomas, la evolución del volcán. Nosotros no entramos porque teníamos ganas de subir, aunque se nos quitaron un poco cuando vimos que costaba 25€ por persona. Me pareció un poco robo, pero claro... Como vas a Tenerife y no subes a lo alto del Teide!! Las vistas son incríbles pero eso parece la Gran Vía en hora punta. No digo que no subas, si vas tienes que subir, pero creo que se disfruta mucho más haciendo cualquiera de las rutas que puedes encontrar por el camino. Eso sí, si subes... llevate crema protectora y una chaqueta.