Por el camino que lleva a Belem.

16.05.2014 15:27

La Torre de Belem es, sin duda, uno de los monumentos más famosos de Lisboa. Principalemente por los pasteles que cerca de allí se hacen, y que son muy parecidos a los pasteles de arroz de toda la vida. Pero lo que mucha gente no conoce es la historia de esa Torre. La Torre de Belem se construyó como parte de la defensa de la ciudad. Una vez las amenazas del reino de Portugal fueron mermando y resolviéndose más con alianzas y matrimonios que con las armas, sirvió durante muchos años como aduana, la gente pagaba un impuesto de entrada a la ciudad y lo hacía en la Torre.

Nosotras nos comimos el tradicional pastel de Belem, y lo hicimos en el Hotel que hay de camino. Contra todo pronóstico, no fue nada caro, ni los pasteles ni el café. De todas formas, este dulce se vende por todas partes, así que seguro que no te vas de Lisboa sin probarlo.

En el mismo paseo a orillas del Duero, también podemos ver el Monumento de los Descubridores. Se trata de una torre que conmemora las hazanas de los conquistadores portugueses por el mundo. Se puede subir a la parte de arriba, y realmente merece la pena porque las vistas son increíbles.

Por último, y para completar la visita a este lado de la ciudad, se puede visitar el Monasterio de los Jerónimos. Por fuera es un edificio precioso, pero por dentro sólo se puede visitar el Claustro. No está mal, al igual que la Catedral merecen la pena si uno va bien de tiempo, pero si no es así, se puede prescindir de esta visita. Lo realmente curioso está fuera, se ven cantidad de novios japoneses sin invitados pero con limusinas sacándose fotos allí.

Otra de las curiosidades que casi ninguna guía refleja es un monumento oriental que destaca por sus brillos en mitad del parque que separa la Torre de Belem del Monasterio. Es una especie de quiosco rojo y dorado regalo del Gobierno de Tailandia a la ciudad de Lisboa. De los más pintoresco.

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